§ 1. SIGNO, SIGNIFICADO, SIGNIFICANTE
Para ciertas personas, la lengua reducida a su principio esencial es una
nomenclatura, es decir, una lista de términos que corresponden a otras tantas cosas. Por
ejemplo:
etc. etc.
Esta concepción es criticable por muchos conceptos. Supone ideas completamente
formadas que preexisten a las palabras (sobre este punto véase más adelante, página
138), no nos dice si el hombre es de naturaleza vocal o psíquica, porque arbor puede
considerarse bajo uno u otro aspecto; finalmente deja suponer que el lazo que une un
hombre a una cosa es una operación muy simple, lo cual está muy lejos de ser cierto.
Sin embargo, este enfoque simplista puede acercarnos a la verdad, mostrándonos que la
unidad lingüística es una cosa doble, hecha del acercamiento de dos términos.
En la página 25 hemos visto, a propósito del circuito de la palabra, que los términos
implicados en el signo lingüístico son físicos y están unidos en nuestro cerebro por el
lazo de la asociación. Insistamos en este punto.
El signo lingüístico une no una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen
acústica1
. Esta última no es el sonido ma terial, cosa puramente física, sino la psíquica
de ese sonido, la representación que de él nos da el testimonio de nuestros sentidos; esa
representación es sensorial, y si se nos ocurre llamarla «material» es sólo en este
1
Este término de imagen acústica quizá parezca demasiado estrecho, porque al lado de la
representación de los sonidos d e una palabra también está la de su articulación, la imagen mu scular del
acto fonatorio. Pero para F. de Saussure, la lengua es esencialmente un depósito, una cosa recibida de Fuera
(véanse páginas 26-28). La imagen acústica es por excelencia la representación natural de la palabra en cuanto
hecho de lengua virtual, al margen de toda realización por el habla. El aspecto motor puede por tanto estar
sobreentendido o, en cualquier caso, no ocupar más que un jugar subord inado en relación a la imagen
acústica.
: A RBOR
EQU OS
Curso de Lingüística General - Ferdinand de Saussure 3
sentido y por oposición al otro término de la asociación, el concepto, generalmente más
abstracto.
El carácter físico de nuestras imágenes acústicas aparece claramente cuando
observamos nuestro propio lenguaje. Sin mover los labios ni la lengua, podemos
hablarnos a nosotros mismos o recitarnos mentalmente un poema. Y porque las
palabras de la lengua son para nosotros imágenes acústicas, hay que evitar hablar de los
«fonemas» de que están compuestas. Este término, que implica una idea de acción
vocal, no puede convenir más que a la palabra hablada, a la realización de la imagen
interior en el discurso. Hablando de los sonidos y de las sílabas de una palabra, se evita
ese malentendido, con tal que recordemos que se trata de la imagen acústica.
El signo lingüístico es por tanto una entidad psíquica de dos caras, que puede ser
representada por la figura:
Estos dos elementos están íntimamente unidos y se re quieren recíprocamente.
Busquemos el sentido de la palabra latina arbor o la palabra por la que el latín
designa el concepto «árbol», es evidente que sólo las comparaciones consagradas por
la lengua nos parecen conformes con la realidad, y descartamos cualquier otra que
pueda imaginarse.
Esta definición plantea una importante cuestión de terminología. Llamamos signo a
la combinación del concepto y de la imagen acústica: pero en el uso corriente este
término designa, generalmente, a la imagen acústica sola, por ejemplo, una palabra
(arbor, etc.). Se olvida que si arbor es llamado signo, es sólo porque lleva en sí el
concepto «árbol», de tal suerte que la idea de la parte sensorial implica la de la
totalidad.
La ambigüedad desaparecería si se designara a las tres nociones aquí presentes
mediante nombres que se impliquen recíprocamente al tiempo que se oponen. Nosotros
proponemos conservar la palabra signo pata designar la totalidad, y reemplazar
concepto e imagen acústica respectivamente por significado y significante; estos
últimos términos tienen la ventaja de señalar la oposición que les separa, bien entre sí,
bien de la totalidad de que forman parte. En cuanto a signo, si nos contentamos con ese
término es porque, al no sugerirnos la lengua usual ningún otro, no sabemos por cuál
reemplazarlo.
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El signo lingüístico así definido posee dos caracteres primordiales. Enunciándolos
dejaremos sentados los principios mismos de todo estudio de este orden.
http://www.gramaticas.net/2011/11/ejemplos-de-polisemia.html
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